Yannis Vardakastanis (Zakynthos, Grecia, 1957), que tiene ceguera, se graduó en Ciencias Políticas en la Universidad de California, en Berkeley (Estados Unidos) en 1989, aunque anteriormente aunó una amplia experiencia en el campo de la discapacidad, en su país natal.

 

Entre 1983 y 1992 fue vicepresidente y luego poresidente de la Asociación Panhelénica de Ciegos y desde 1989 ha participado activamente en la Confederación Nacional de Personas con Discapacidad en Grecia (CNDP), que preside desde 1993.

 

Vardakastanis ostenta la Presidencia del EDF desde 1999, cargo para el que fue reelegido el último fin de semana de mayo de este año. Participó activamente en el impulso de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, entre 2002 y 2007, y desde julio de 2012 preside la Alianza Internacional de la Discapacidad (IDA, según sus siglas en inglés).

 

Firme defensor del movimiento asociativo de la discapacidad, contesta a estas preguntas de 'cermi.es semanal' defendiendo un discurso de plena vigencia y desarrollo de la Convención de la ONU, a pesar de los actuales momentos de austeridad pública.

 

¿Qué evaluación hace de su último mandato al frente del Foro Europeo de la Discapacidad?

 

Durante mi último mandato, el reconocimiento de los derechos de las personas con discapacidad, tanto a nivel europeo como internacional, ha progresado increíblemente. La Unión Europea ha ratificado la Convención, lo que ha modificado la forma en que las instituciones de la UE contemplan y actúan respecto a las personas con discapacidad. La legislación y las políticas que abordan la discapacidad están aumentando a nivel comunitario y tanto el EDF como sus miembros están adquiriendo mayor visibilidad y reconocimiento.

 

Concretamente, el EDF ha sido capaz de organizar el Estado de la Unión sobre Discapacidad, que ha congregado a los líderes de las principales instituciones comunitarias y que este año volverá a reunirse en el III Parlamento Europeo de las Personas con Discapacidad. Además, el EDF ha mantenido una reunión con los directores generales bajo los auspicios del secretario general de la Comisión Europea. Por último, el EDF participa ahora en el proceso de seguimiento de la aplicación de las Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y, por decisión unánime de todos los participantes, ostenta su Presidencia.

 

También hay que destacar que, durante este último mandato, el movimiento de la discapacidad ha experimentado un notable fortalecimiento a nivel internacional gracias a la IDA (Alianza Internacional de la discapacidad).

 

Por otra parte, durante la última parte de mi anterior mandato el movimiento se ha visto afectado por la crisis económica y las fatales políticas de austeridad. Mi objetivo ha sido garantizar la unidad del movimiento de la discapacidad frente a esa paradoja que representa el que un mayor reconocimiento legal de los derechos de las personas con discapacidad coincida con la adopción de políticas sociales y económicas que son contradictorias con los derechos humanos.

 

¿Cuáles son las líneas maestras que se propone para los próximos años tras su renovación como presidente del Foro Europeo de la Discapacidad?

 

Lo que hemos observado es que mientras el discurso tanto a nivel de la UE como de los países miembros adopta los principios de la Convención de la ONU, en la práctica el progreso para garantizar los derechos de las personas con discapacidad es muy lento. Con la crisis nos enfrentamos incluso a una reacción negativa respecto a su aplicación. El reto del EDF es poder fomentar la cooperación y las actuaciones comunes para poder influir en las políticas comunitarias y nacionales en aspectos cruciales, como la gestión de la crisis.

 

La solidaridad entre las organizaciones de las personas con discapacidad es crucial. Necesitamos apoyar el fortalecimiento de la capacidad de defenderse de todos nuestros miembros en el conjunto del ámbito europeo. Es imprescindible que podamos influir en los procesos intergubernamentales si queremos ver cambios positivos para las personas con discapacidad y para la sociedad en su conjunto. La cooperación internacional con otros movimientos de la discapacidad en el mundo será vital para asegurar que un EDF más dinámico logre mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad en Europa.

 

Un 21,1% de las personas con discapacidad corren el riesgo de caer en la pobreza en la UE, cuando el porcentaje de las personas sin discapacidad es del 14,9%, según el reciente estudio 'Impacto de las medidas de austeridad de los Gobiernos europeos sobre los derechos de las personas con discapacidad', elaborado por el Consorcio Europeo de Fundaciones sobre Derechos Humanos y Discapacidad. ¿Qué medidas urge tomar para revertir esta tendencia? ¿Cree que las personas con discapacidad se sienten olvidadas por los diferentes organismos europeos o gobiernos en el actual contexto de recortes y ajustes presupuestarios?

 

En Europa hay 80 millones de personas con discapacidad, que representan el 18% del total de la población. Eso significa que uno de cada cuatro europeos tiene un familiar con discapacidad. La crisis económica y financiera que vive Europa desde hace unos años está teniendo unos efectos especialmente devastadores en España, Grecia, Portugal, Irlanda y Chipre. En este escenario, los ciudadanos europeos con discapacidad están sufriendo con una dureza desproporcionada los efectos de una crisis de la que no son responsables.

 

En este periodo de austeridad, el nivel de vida de las personas con discapacidad ha empeorado, al tiempo que sus derechos sociales y los servicios o beneficios que reciben están en entredicho, han sido recortados o retirados, y sus ingresos, así como el de sus familias, han menguado. Alarmado por esta situación ya desde los mismos comienzos de la crisis, el EDF ha puesto en marcha una herramienta: el Observatorio del EDF sobre el impacto de la crisis en los derechos de las personas con discapacidad, que realiza un seguimiento, a través de la recogida de ejemplos por parte de los miembros del EDF, de las medidas tomadas por los Estados miembro, las instituciones europeas y las instituciones financieras internacionales. 

No hay duda alguna de que la crisis económica y financiera se ha convertido en una crisis de derechos humanos que causa más desigualdades, si cabe, debido a la forma en que los gobiernos están respondiendo ante la misma. La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno europeos prevista para el próximo 22 de junio para abordar la dimensión social de la Unión Monetaria tendrá que dar soluciones creíbles para restaurar el crecimiento, proporcionando apoyo a los grupos sociales más vulnerables e invirtiendo en servicios comunitarios para las personas con discapacidad, así como en infraestructuras accesibles, bienes y servicios sobre los que el EDF está debatiendo para enviar un mensaje claro y rotundo a los líderes de la Unión Europea.

 

La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad ha cumplido cinco años de su entrada en vigor. ¿Qué balance hace de ello? ¿A qué ritmo se están recogiendo las obligaciones de la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad en los ordenamientos jurídicos de los países europeos?

 

Con España, que fue el primer país de la UE que la ratificó, son 24 los países miembro que han ratificado hasta el momento la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, además de la Unión Europea en sí misma. Aunque éste es un primer paso positivo, el reto real, tanto para los países miembros como para la UE en sí, es la aplicación de la Convención tanto a nivel de la Unión como a escala nacional, que se está retrasando demasiado. Y el objetivo mayoritario del movimiento de la discapacidad es que todas las personas a las que representa puedan disfrutar plenamente de los derechos que garantiza la Convención.

 

Ni la UE ni sus Estados miembro deben usar la actual crisis como una excusa para no aplicar de la forma adecuada el contenido de la Convención. En épocas de crisis, los derechos humanos deben ser lo primero a proteger por los gobiernos y es hora de que la UE y los países que la integran cumplan con sus obligaciones en cumplimiento con la Convención que han ratificado.

 

¿Cómo recuerda la Marcha SOS Discapacidad, que reunió a alrededor de 90.000 personas el 2 de diciembre de 2012 en Madrid, donde se lanzó una llamada de socorro para defender los derechos de las personas con discapacidad?

 

Ese día, miles de ciudadanos españoles con discapacidad salieron a la calle en Madrid para reclamar lo que debían tener garantizado: sus derechos y un modo de vida digno, ambas cosas amenazadas por las medidas de austeridad del Gobierno. Manifestaciones similares ha habido en mi país, Grecia, y otros del sur de Europa, los más castigados por la crisis. 

 

En toda Europa estamos embarcados en una batalla en defensa de nuestros derechos y tenemos que pedir a nuestros gobiernos que encuentren soluciones y tomen las medidas necesarias para no dañar los derechos de las personas con discapacidad. En nuestras manos, en las manos del movimiento europeo de la discapacidad, está permanecer unidos y exigir que 'no se haga nada para nosotros sin contar con nosotros'.

La manifestación del 2 de diciembre de 2012 en Madrid fue para mí, como dirigente del movimiento europeo de la discapacidad, una experiencia muy emotiva, muy emocionante, porque los españoles con discapacidad demostraron claramente su fuerza y su profunda convicción en los derechos que los asisten.

 

Por último, ¿qué opinión tiene del CERMI?

 

España fue el primer país miembro de la UE que ratificó la Convención de la ONU. Durante las negociaciones para que tal cosa sucediera, el CERMI estuvo siempre ahí, siempre fuerte, siempre con la determinación de dar pasos hacia adelante, hacia la unidad del movimiento asociativo que hizo posible la Convención.

 

Cuando se mira atrás y se repasan los logros del movimiento asociativo español liderado por el CERMI, se puede afirmar que España ha desarrollado importantes políticas concernientes a los derechos humanos de las personas con discapacidad, que el movimiento se ha mantenido fiel con firmeza a sus derechos y que ha intentado participar plenamente en todas las decisiones que le afectaban directamente. Como ejemplo de mecanismo de supervisión independiente, el CERMI ha sido un modelo que ha abierto el camino de otras organizaciones de personas con discapacidad para participar y comprometerse en la aplicación de la Convención de la ONU tanto a nivel nacional, como europeo e internacional.

 

El EDF continuará trabajando estrechamente con el CERMI y todos sus miembros, los consejos nacionales y las ONG europeas por la aplicación de la Convención de la ONU hasta que se haga realidad la visión que todos compartimos de una sociedad inclusiva.